jueves, octubre 25, 2007

De la censura y otros ingenios

"Estamos condenados a ser libres" (Jean Paul Sartre)

Prohibir ha sido y es una costumbre de vieja data. Parece connatural a la conducta humana. Desde chicos venimos escuchando el "no hagas eso", "déjate de leseras", "eso no lo hacen los niños bien educados", etc. Todo ello apunta, se supone, hacia la formación de buenas personas, a la preservación del bien común. Creo que hasta ahí no es necesario oponerse, y me refiero a que en esa tierna edad la adaptación social sería demasiado difícil o poco fructífera si nos dejasen al acaso, a la suerte o a la buena gana que tuviésemos o no de hacer ‘lo que es debido’. Pero la cuestión no es tan fácil de resolver si pensamos en la llegada a la autonomía moral (14 años aproximadamente), es decir, a la etapa en que ya podemos darnos cuenta y ser responsables de nuestros actos y sus consecuencias. Antes de eso, como es fácil de entender, lo bueno y lo malo dependen en absoluto de lo que nuestros mayores establezcan (heteronomía moral).

Bien, pues. Cuando ya podemos ser responsables debemos serlo. De hecho, así nos lo exigirá la sociedad. Ya no podremos escudarnos en inmadureces de ningún tipo. Todo marchará con un peso extra depositado en nuestros hombros (querámoslo o no).

Hasta ahí, la cosa no parece tan compleja, pero ¿y la censura?

Si alguien pretende censurar a un niño (dadas todas esas razones ya mencionadas) no habrá mayor escándalo, pero a un sujeto autónomo, libre y responsable de sus actos, ¿se le debe censurar?

Pensemos en el bochornoso acto de prohibir legalmente (!) el filme "La última tentación de Cristo", que está orientado precisamente a los adultos capaces de decidir si la ven o no, de acuerdo con sus valores y principios morales. ¿Habrá pensado el censurador en la torpeza o lo paradojal de su conducta cuando se propone impedir la libertad a los seres adultos autónomos? Es decir, la libertad no se puede administrar a la pinta de un 'ser superior', pues ello significaría quitarle el sentido propio a esa idea de libertad. O sea, si alguien es responsable, lo es 100 por 100 y en cada acto consciente de su vida. De lo contrario, habría que aceptar que los censurados se den el lujo de no ser responsables en ciertas ocasiones, cuando les convenga.

Además, ¿quién le da al censurador la categoría de tal?, ¿podríamos todos acceder a ese derecho? , ¿bajo qué parámetros decide censurar (¡Y con el apoyo de la justicia!)? La verdad es que se torna cada vez más confuso y extraño este asunto. Quizá sea porque no estamos acostumbrados a asumirnos como libres o porque las más de las veces nuestra idea de libertad tiene que ver con ideales adolescentes, modas pasajeras vinculadas a una que otra propuesta 'rebelde', que se asemejan demasiado a vulgares quejas infantiles más que a puntos de vista maduros, prontos a ser traducidos en conductas consecuentes. En fin, quizá sea cuestión de aprender a reconocer la fuerza del imperativo sartreano en cada uno de nuestros actos y dejar de ser tan eminentemente pasivos frente a las decisiones que nos afectarán tarde o temprano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

deverian enseñarnos qe podemos acer lo qe qeramos ..podemos acer todo ... pero .. ¿ debemos ?
es como si puedo acerlo pero no devo ... es rico sentirse libre de escojer su propia libertad ..



alumna :)

Romina Valdebenito S. dijo...

jaja...Definitivamente ser libre, es sinónimo de felicidad, tener la libertad de escoger y tomar tus desiciones respecto a lo que quieres para ti, no tiene comparación. Hasta cierta edad es necesario que haya alguien ahí, que nos guie, y nos diga, eso si, eso no. Claro, hasta un cierto punto, y ésto depende absolutamente de la capacidad de responsabilidad de cada persona y de la confianza que los demas pueden depositar en nosotros. La sociedad, puede ser nuestro peor enemigo, ya que es muy exigente y se encarga de juzgar todos aquellos actos "indebidos", la sociedad es nuestro habitat, y querramos o no, siempre estaremos bajo la atenta mirada de ésta. Para evitar ésto, es facil, no es tan complicado ser respinsable y hacer las cosas bien, con el tiempo resulta beneficioso. Con respecto a la censura, creo que es mas complejo, nadie tiene derecho de censurar a otra persona, actividad, etc.pero por una cuestión social hay "cosas" que merecen ser censuradas, cosas que van mucho más allá de una simple pelicula religiosa, o temas politicos......

Saludos...
Romina..